sábado, 21 de julio de 2007

Koyuki

C. Córcega, 242
Tel. 93 237 84 90




Andrés dice:
Hay restaurantes cuya personalidad no las define sólo su cocina, sino también su propietario. Koyuki es sin duda uno de ellos. Si no fuera por su "curioso" propietario, estaríamos hablando de un buen restaurante japonés, con una cocina excelente y estilo de taberna "sushi-bar", sencillo y sin estridencias, con estanterías repletas de libritos manga y carteles de luchadores de sumo, y sobretodo, con pescado de calidad, y un estilo que demuestra su naturaleza 100% nipona.
Pero si a todo eso le sumamos el propietario, se convierte en un lugar fabuloso al que me encanta volver. Os lo encontraréis en cuanto bajéis las escaleras que conducen al restaurante, detrás de la pequeña barra de la entrada, en la que comen sus invitados más allegados. Un consejo que en este caso se convierte en casi una necesidad: si queréis comer, RESERVAD. Si no, es más que probable que, si no os conoce, nuestro amigo os despida diciendo que está todo lleno, aunque veáis que están todas las mesas vacías... Por experiencia, reservad, en serio. Y es que este buen señor tiene sus propios códigos y normas en lo que respecta a llevar un restaurante. Algunos dicen que es un borde, otros que es un viejo huraño... yo digo que de mayor quiero ser como él. En pocas palabras: viejo, japonés, físico de maestro de judo, pelo blanco rapado y gafitas. Si tenéis reserva, os conducirá a la mesa con pocas palabras y os dejará las cartas. La hora del pedido es otro gran momento: a medida que vais pidiendo, él repite de manera casi inteligible el nombre de los platos (pronunciado correctamente, claro está). Cuando él decida que hay suficiente o que estáis pidiendo más de lo que podéis comer, os cerrará la carta en las narices y no os dejará pedir más, al más puro estilo "dar cera, pulir cera". Es un maestro duro, pero aprenderéis. Hay días que no tiene cerveza, o que no le queda Coca-Cola... no hacen falta: es sushi puro y duro y delicias japonesas sin artificios, al más puro estilo zen. No pidáis la carta de postres, si no está de humor os la tirará por la cabeza o directamente os dirá "no hay postre". Tampoco suele haber café, así que como mucho podréis pedir un té verde. Él lo controla todo, cuando salgáis hacia la barra tendréis la cuenta esperando sin habérselo pedido. Si está de humor y os tiene confianza, os hará algún comentario socarrón (tiene un humor muy japonés, cercano al haiku, diría...). En definitiva, os sorprenderá. Dadle una oportunidad y no os dejéis amedrentar por la mala leche aparente (yo hubo un tiempo en que le hice boicot porque un par de veces seguidas no me dejó entrar). Quien conoce realmente Koyuki, repite.
Mi puntuación:

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